Hoy me invade la tristeza porque ya no estás conmigo. Qué curioso, nunca estuviste conmigo. Supe tu historia, compartimos un segundo, vivimos un instante y nos hicimos amigos para toda la vida, la tuya, la que se escapó en un descuido. ¿Quién eras, cuál era tu principio y tu fin? Pequeños fragmentos de esa triste historia que compartiste conmigo, lejana virtual que esa noche, rompió su silencio y quiso saber quién eras. Es curioso. No compartimos más en la vida. Tus conciertos, los bailes, las fotos de esa tu esposa que tras el desencanto de la maternidad frustrada se alejó de ti dejándote más solo con esa doble soledad de la pérdida gemela. Hace dos meses, dijiste, mi primogénito quedó en mis brazos. Hace un mes descubro, que nuestra historia que nunca se escribió ha terminado. Apenas y te conocí un instante, y me sigues doliendo como cuando se lee una noticia en el diario. Distante, impersonal, pero tristemente cierta.