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Mostrando entradas de diciembre, 2008

Una apuesta a cara o cruz, y la moneda cayó parada

El riesgo de perderte no estuvo en haberte dicho que me dieras tiempo, que necesitaba pensarlo, que comenzabas a hacerte necesario y tendía dudas. Tampoco estuvo en estas desesperadas ganas de saber si en verdad te amaba y si, descubrí que en verdad te amaba como a nadie he amado en la vida. Mucho menos el saber que lejos de ti tendrías la libertad de hacer y hacerle a todas tus amantes todas esas entregas de amor que en algún momento fueron mías, los besos que me diste ahora sería compartidos, las ganas que te inspiraba ya serían de otros cuerpos más jóvenes, firmes, delgados, diferentes, incluso amados. Todos esos riesgos los valoré, los medí, los puse en la balanza y tu ya sabes la decisión, me arriesgué a perderte. Pero lo absurdo, lo increíble, lo realmente hilarante de este riesgo de perderte, fue que en el camino nunca imaginaste que el amor, ese que siento por ti, de repente se hubiera quedado dormido y desde ese día hasta hoy nunca más lo pude despertar. Cuando te perdí, lo má