La inspiración ha estado presente y he dejado este recuento de cosas sin importancia que me pasan y transcurren sin necesidad de ser relevantes, pero si con la urgencia de quedar siempre presentes.
Pero como el caso lo amerita, ahora cuento que en esto de los calificativos que ahora voy acumulando en mi ya largo recorrido de vida, ahora me imponen el de “ñerita” y además “bipolar” sin mayor justificación que un “más sin embargo” que a modo de broma puse en un muro del feis.
Lo que me lleva a dos cosas que hace mucho he venido primero sospechando y ahora confirmando.
El mundo virtual y la vida virtual nos dan sí una plataforma de acercamiento social que supongo siempre ha existido, aunque anteriormente ésta se daba por medio de epístolas que se enviaban cientos de personas en estos ya casi extintos rincones de encuentro.
Actualmente este intercambio social se acerca cada vez más a la realidad y ahora la comunicación y el conocimiento de los otros lejanos, cercanos o antes inimaginables es casi cara a cara con todas las características de una interacción simbólica por medio de los dispositivos con los que ahora contamos; micrófonos, cámaras, videos, etc.
Siendo así esperaríamos que antes de hacer cualquier valoración del otro que escribe, podríamos tener la atención de, al menos, revisar perfiles, saber un poco más de esa persona o incluso bucear por los intrincados laberintos de la vida del otro por medio de toda la información que tenemos a bien subir, colgar, colocar o como sea que se diga, en nuestro muro y perfil.
En fin, que el calificar a alguien como yo de ñera, Monsiváis femenina, linda bebé, mujer interesante, amiga dicharachera, Nata cabrona, abuela regañona, y más etcéteras que se me van de la memoria, sólo me hace pensar que si la comunicación en una interacción cara a cara real se presta a la ambigüedad y a la especulación del cómo es el otro, en un mundo virtual abundamos los bipolares, los incongruentes, los extremistas y los desadaptados a montones porque además de no comunicarnos, nos vamos con las impresiones.
El segundo punto que también descubro es que la sentencia de mi buen amigo Arturo de que la ambición y la envidia mueve al mundo se hace presente y lo más lamentable es que éstas dos ¿cualidades? Aplicadas a una mujer, se vuelven terribles armas de destrucción femenina.
Sí, afirmo femenina porque no alcanzo a entender si es por quedar bien con el intelectual, o por demostrar que somos estatutariamente superiores, o porque nacimos y crecimos en buena cuna nos volvemos implacables y destructivas con las mismas de nuestro género y dejamos de lado la solidaridad que se esperaría de alguien que pretende crecer, evolucionar, por fin formar parte de la cultura de la humanidad. Porque no podemos olvidar que llevamos dos mil años de no ser nadie y ahora que los espacios se están abriendo, perdemos el tiempo en descalificar abiertamente a la pobre, la fea, la naca, la ñera, la que quiere parecer lista pero se vuelve tonta o a la que quiere fingir ser tonta y parece lista.
Y ni qué hablar de las mujeres realmente inteligentes, las que han sabido defender sus espacios a fuerza de lucha y esfuerzo y que no importando si sus orígenes son de barrio o de colonia residencial y han demostrado que el saber también es femenino y no feminista. A ellas las tachamos de feas, de hombrudas, de descuidadas o mal vestidas cuando bien les va.
Por fortuna las mujeres que de verdad están sobresaliendo en diversos terrenos están presentes y a lo largo de este mes que han dado por nombrar femenino (por el día internacional de la mujer), han aparecido en diversos espacios estas ellas que lejos de la vanidad de demostrar lo que son, se siguen preocupando por demostrarse a si mismas de lo que son capaces sin perder el tiempo en chismes de feisbuk, o lo que antes llamaríamos pláticas de café que creo que ya no se dan.
En fin y emulando al en cierta forma causante de esta calificación y descalificación que dicho sea de paso, supongo que desde su trinchera disfruta y se burla de esta rasgadura de medias entre féminas que le dan la razón en cuanto a desacreditarnos entre nosotras, llego a la conclusión que efectivamente, a las mujeres sólo nos quieren para acostarse con nosotras porque no hemos demostrado que sabemos decir un no amable pero firme y un “amiga, así no se dice (escribe)” solidario y sincero y si un “qué ñera, ni falta que hace que aclare que no es intelectual como descalificativo denigrante.
Efectivamente, yo no soy intelectual, ni hermosa, ni linda, mucho menos maravillosa. Soy lo que he querido ser sin pretensiones y sin aspiraciones, con muchas faltas de ortografía y una redacción que da miedo, pero soy y así me disfruto sin daños a terceros. A menos que la transferencia sea tal, que algo de lo que pienso y declaro se instale en el subconsciente herido de alguien que cayó en la cuenta de su propio ser. Pero esa, por supuesto, ya no es ni mi responsabilidad ni mi intención.
Pero como el caso lo amerita, ahora cuento que en esto de los calificativos que ahora voy acumulando en mi ya largo recorrido de vida, ahora me imponen el de “ñerita” y además “bipolar” sin mayor justificación que un “más sin embargo” que a modo de broma puse en un muro del feis.
Lo que me lleva a dos cosas que hace mucho he venido primero sospechando y ahora confirmando.
El mundo virtual y la vida virtual nos dan sí una plataforma de acercamiento social que supongo siempre ha existido, aunque anteriormente ésta se daba por medio de epístolas que se enviaban cientos de personas en estos ya casi extintos rincones de encuentro.
Actualmente este intercambio social se acerca cada vez más a la realidad y ahora la comunicación y el conocimiento de los otros lejanos, cercanos o antes inimaginables es casi cara a cara con todas las características de una interacción simbólica por medio de los dispositivos con los que ahora contamos; micrófonos, cámaras, videos, etc.
Siendo así esperaríamos que antes de hacer cualquier valoración del otro que escribe, podríamos tener la atención de, al menos, revisar perfiles, saber un poco más de esa persona o incluso bucear por los intrincados laberintos de la vida del otro por medio de toda la información que tenemos a bien subir, colgar, colocar o como sea que se diga, en nuestro muro y perfil.
En fin, que el calificar a alguien como yo de ñera, Monsiváis femenina, linda bebé, mujer interesante, amiga dicharachera, Nata cabrona, abuela regañona, y más etcéteras que se me van de la memoria, sólo me hace pensar que si la comunicación en una interacción cara a cara real se presta a la ambigüedad y a la especulación del cómo es el otro, en un mundo virtual abundamos los bipolares, los incongruentes, los extremistas y los desadaptados a montones porque además de no comunicarnos, nos vamos con las impresiones.
El segundo punto que también descubro es que la sentencia de mi buen amigo Arturo de que la ambición y la envidia mueve al mundo se hace presente y lo más lamentable es que éstas dos ¿cualidades? Aplicadas a una mujer, se vuelven terribles armas de destrucción femenina.
Sí, afirmo femenina porque no alcanzo a entender si es por quedar bien con el intelectual, o por demostrar que somos estatutariamente superiores, o porque nacimos y crecimos en buena cuna nos volvemos implacables y destructivas con las mismas de nuestro género y dejamos de lado la solidaridad que se esperaría de alguien que pretende crecer, evolucionar, por fin formar parte de la cultura de la humanidad. Porque no podemos olvidar que llevamos dos mil años de no ser nadie y ahora que los espacios se están abriendo, perdemos el tiempo en descalificar abiertamente a la pobre, la fea, la naca, la ñera, la que quiere parecer lista pero se vuelve tonta o a la que quiere fingir ser tonta y parece lista.
Y ni qué hablar de las mujeres realmente inteligentes, las que han sabido defender sus espacios a fuerza de lucha y esfuerzo y que no importando si sus orígenes son de barrio o de colonia residencial y han demostrado que el saber también es femenino y no feminista. A ellas las tachamos de feas, de hombrudas, de descuidadas o mal vestidas cuando bien les va.
Por fortuna las mujeres que de verdad están sobresaliendo en diversos terrenos están presentes y a lo largo de este mes que han dado por nombrar femenino (por el día internacional de la mujer), han aparecido en diversos espacios estas ellas que lejos de la vanidad de demostrar lo que son, se siguen preocupando por demostrarse a si mismas de lo que son capaces sin perder el tiempo en chismes de feisbuk, o lo que antes llamaríamos pláticas de café que creo que ya no se dan.
En fin y emulando al en cierta forma causante de esta calificación y descalificación que dicho sea de paso, supongo que desde su trinchera disfruta y se burla de esta rasgadura de medias entre féminas que le dan la razón en cuanto a desacreditarnos entre nosotras, llego a la conclusión que efectivamente, a las mujeres sólo nos quieren para acostarse con nosotras porque no hemos demostrado que sabemos decir un no amable pero firme y un “amiga, así no se dice (escribe)” solidario y sincero y si un “qué ñera, ni falta que hace que aclare que no es intelectual como descalificativo denigrante.
Efectivamente, yo no soy intelectual, ni hermosa, ni linda, mucho menos maravillosa. Soy lo que he querido ser sin pretensiones y sin aspiraciones, con muchas faltas de ortografía y una redacción que da miedo, pero soy y así me disfruto sin daños a terceros. A menos que la transferencia sea tal, que algo de lo que pienso y declaro se instale en el subconsciente herido de alguien que cayó en la cuenta de su propio ser. Pero esa, por supuesto, ya no es ni mi responsabilidad ni mi intención.
Comentarios
quien sabe si en una vuelta nosotras dejemos de ser virtual comentadoras:))
besitos y feliz semana Nata querida
No sé, pero más bien creo que en realidad lo que ocurre es que cuanto más fáciles son este tipo de contactos, más de menos echamos los contactos más próximos. Esos que solemos calificar de "íntimos" por razones distintas.
Como humanos que somos no soportamos la distancia. Lo nuestro es el calor y no hay remedio (ni quizás deba haberlo). Así que cuando nos distanciamos en estos contextos tecnologizados, la sensación de frío es más intensa.
Por lo demás, las luchas también nos son propias y es imposible dejarlas de lado.
Sí que se puede vivir sin darles mucha cancha. Y en ese sentido no creo que nadie pueda enseñarte nada. Es una impresión personal que ha nacido de tus letras. Cuentan más de lo que sospechamos, creo.
Un gusto leerte, siempre lo es.
Vigilaré, por si veo tu sombra en alguna esquinita tecnologizada. ;))
Besos.
No me has encontrado porque la búsqueda no ha sido muy investigativa que digamos ehhhhh!!!
Estoy en el Feisbuk como toda la gente "normal", y ahí tengo fotos, historias, ligas a este lugar, cositas y cosotas :)
Espero que coincidamos por allá si es que estás escondido entre todos los del feis :)
También siempre me da mucho gusto saber de ti y que sigues inspirado :)
Besos muchos para llenar la distancia que nos ha mantenido separados :D