Cuando nuestros ojos no puedan ver, nos vamos a reconocer con las manos y así tocaré tus labios y sabré que eres tú, sentiré las ondas de tu cabello y éstas serán las que siempre han sido mías, recorreré tus contornos, imperfecciones, pliegues y protuberancias y sabré que eres tú a quien siento, a quien veo.
El día en que el sonido ya no pueda penetrar nuestros oídos y la sordera se apodere de ambos, haré una sinfonía con las vibraciones de tu cuerpo. Tomaré la batuta de esta rítmica melodía y con los cuerpos entrelazados cada estremecimiento será una nota, los sudores serán acordes, las oleadas compases rítmicos que nos acercarán y sabré y sabremos que nos escuchamos.
Si la voz nos abandona, y un día así de la nada sólo el silencio sale de nuestras bocas, te miraré extasiada por horas, me encontraré en lo profundo de tus ojos tristes y con esta mirada me contarás tu pasado y me perderé en este presente escuchando sin sonido tus historias. Te miraré en el clímax y sabré que es a mi a quien te entregas, soy yo a la que amas, sabes quien soy y me tienes y me aceptas porque tus ojos me lo dicen a gritos.
Pero cuando nos llegue la incapacidad de amar, de reconocernos en el otro, de no saber si eres tu a quien amo o soy yo a quien quieres, entonces si me encontraré perdidamente inválida pero más tristemente desolada porque seré una discapacitada más, alguien que ya no sabrá cómo amarte o entenderá que me amas porque simplemente no sabremos hacerlo.
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El día en que el sonido ya no pueda penetrar nuestros oídos y la sordera se apodere de ambos, haré una sinfonía con las vibraciones de tu cuerpo. Tomaré la batuta de esta rítmica melodía y con los cuerpos entrelazados cada estremecimiento será una nota, los sudores serán acordes, las oleadas compases rítmicos que nos acercarán y sabré y sabremos que nos escuchamos.
Si la voz nos abandona, y un día así de la nada sólo el silencio sale de nuestras bocas, te miraré extasiada por horas, me encontraré en lo profundo de tus ojos tristes y con esta mirada me contarás tu pasado y me perderé en este presente escuchando sin sonido tus historias. Te miraré en el clímax y sabré que es a mi a quien te entregas, soy yo a la que amas, sabes quien soy y me tienes y me aceptas porque tus ojos me lo dicen a gritos.
Pero cuando nos llegue la incapacidad de amar, de reconocernos en el otro, de no saber si eres tu a quien amo o soy yo a quien quieres, entonces si me encontraré perdidamente inválida pero más tristemente desolada porque seré una discapacitada más, alguien que ya no sabrá cómo amarte o entenderá que me amas porque simplemente no sabremos hacerlo.
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Comentarios
Escritura dulce y hermosa la tuya que me ha llevado a concederte un premio-juego que tienes en mi blog.
Espero que te guste y te animes a participar.
Besos, niña.
Hacía tiempo que no pasaba por esta casita de letras así que voy aaprovechar.
Dejo aquí un beso y un recuerdo por si no se me ocurre nada inteligente que decir, que a veces me pasa.
Espero que todo vaya bien.