A veces siento un vacío, una ausencia de tu cuerpo y con desesperanza espero sabiendo que es inútil. Ya no eres el que eras, ya no estoy donde estaba y mi frescura y alegría se van amargando por la distancia. Prometí esperarte, juraste estar siempre para mi, para llenarme el corazón de ternura, siendo ese escuchador que nunca me iba a abandonar.
Hoy descubro que te extraño, pero mi cama es más pequeña. Si regresaras, no habría espacio para tu cuerpo desnudo al lado de el mío frío e indiferente, tus pláticas, futureo, me aburrirían tanto porque ya no entiendo, ya no te entiendo, ya no hablamos el mismo idioma.
Y sólo así voy descubriendo que lo nuestro nunca fue amor. Coincidimos en nuestros tiempos muertos, en el no hacer otra cosa que lo que nos unía, en ver, leer, visitar, bailar, cantar lo mismo, los mismos lugares, a las mismas personas.
Por eso hoy me doy cuenta que fuimos almas gemelas, pero el amor, ese nunca estuvo entre nosotros.
Aun así, te extraño.
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