Ir al contenido principal

Ojos de sol


Desde mi rincón favorito en esta casa escandalosa tan llena de niños, de sonidos, de melcocha embarrada por todos lados observo y recapitulo.
Tú y yo por fin pudimos romper nuestro silencio individual y volvernos uno al confesarnos que ya nos necesitábamos. Nos volvimos cómplices y después de muchos años de compartir vivencias, simplemente nos comprometimos legalmente y socialmente para poder vivir juntos. Sí, fue una boda espectacular.
No fue fácil, nacimos pobres y construimos sueños en bases frágiles que nos llevaban de un fracaso a otro descalabro, de no tener nada a tener menos, pero el tiempo y el amor nos sacaron adelante.
Y por fin, la estabilidad, y otra vez, la desazón; venían los hijos. A volver a empezar a conocernos de nuevo como padres y no como esposos.
Qué te puedo decir, hemos sido felices, no lo podrás negar, viviendo bien y a veces mejor pero ya sin ese estómago pegado de los primeros años porque hemos sabido salir adelante juntos…

Desde mi rincón favorito, en esta casa tan sola y con estos tantos recuerdos, recuento y recapitulo lo que hubiera podido ser mi vida, llena de hijos, aguantando a un marido borracho y sin futuro, teniendo que lavar ajeno o yo que sé qué extraños vericuetos que me imagino sería mi vida de película de Pedro Infante.
Tengo una carrera, soy reconocida en lo que hago y he vivido, gozado, crecido sin descanso.
Ayer fueron los inicios de esta aventura y sólo hoy me pregunto, ¿Dónde habrá quedado mi amor de infancia, qué será de él ahora que somos adultos y hemos alcanzado cada uno nuestros sueños? Mejor ni pensarlo, he crecido mucho y estoy tranquila…

Alejado de la vida y viviendo rutinariamente, él, desde su rincón favorito sólo piensa en ella, en lo mucho que la amó y en lo poco que hizo porque ella se enterara de ese cariño…

Desde su rincón favorito, dos ancianos observan desde una gran ventana el atardecer en el asilo donde uno, él, fue abandonado por sus hijos y ella, por decisión personal, se recluyó para terminar sus días. Ambos recapitulan y hasta que el sol casi se oculta se dan cuenta el uno del otro. Se miran a los ojos y con una chispa de pasado se reconocen.
¿Acaso no eres tú el que vivía…? ¡Pero por supuesto, yo te conozco de…!

Ya no hacen recapitulaciones porque han perdido mucho tiempo pensando en los hubieras, se reconocen y se reencuentran con pocos días por delante pero muchas cosas qué vivir y cerrar, continuar, iniciar y terminar.

Comentarios

Blogger ha dicho que…
Okay...

What I'm going to tell you may sound kind of creepy, maybe even kind of "strange"

WHAT if you could simply hit "PLAY" to listen to a short, "magical tone"...

And suddenly attract MORE MONEY into your LIFE?

And I'm talking about BIG MONEY, even MILLIONS of DOLLARS!!

Sound too EASY? Think something like this is not for real?!?

Well then, I've got news for you..

Sometimes the largest blessings life has to offer are also the SIMPLEST!!

In fact, I will provide you with PROOF by letting you listen to a REAL "miracle wealth building tone" I've produced...

YOU simply click "PLAY" and watch how money starts piling up around you.. it starts right away..

CLICK here now to PLAY this wonderful "Miracle Abundance Tone" - it's my gift to you!!

Entradas populares de este blog

Me gustan los hombres de bigote.

He llegado a la conclusión de que me gustan los hombres de bigote. Creo que un buen mostacho tiene mucho qué ofrecer en una relación. Hay bigotes anchos, otros delgados, pero todos hacen cosquillas al besar, segunda cosa que me encanta (los besos por supuesto). Los bigotes niños apenas y despuntan, pero le dan cierto aire de madures al portador, los anchos y obscuros, me hacen pensar en un hombre serio, muy formal, los delgados me evocan, no se por qué, la imagen de un Don Juan empedernido, será porque Pedro Infante casi siempre portaba bigote escaso. ¿Pero qué es lo interesante de un bigote además del marco que le da al rostro del portador? Como ya lo dije, de principio el beso, que se vuelve toda una experiencia erótica cuando va unido a un buen bigote, las sensaciones tan intensas que puede tener la piel cuando ese mismo bigote recorre con besos pequeños toda la anatomía, el sentir un suave rose en cualquier parte del cuerpo con esa escobetilla puede incluso ser el pase al cielo. El

Carta apócrifa, que no espuria de Pedro Armendaris a Natalia la primera

Mi muy amada Natalita: Discúlpeme lo tarde en que le doy respuesta a su último mensaje. No tengo una razón lo suficientemente de peso para no haberme aplicado a la tarea de darle respuesta pronta porque bien sabe que el saber de usted me mueve a querer correr a su lado y no nada más a dedicarle unas cuantas letras. También no le puedo mentir, me conoce hombre de ocupaciones absorbentes y el ser figura pública me hace desentenderme de mis otras actividades privadas que usted tan bien conoce. Pero me sabe ferviente admirador que soy de usted y de su persona y el tiempo se me hace eterno para poder sentarme y escribirle como usted se merece, con el corazón en la mano. Porque de todos los habitantes del planeta sólo usted Natalita me conoce en el fondo y sabe de mis quebrantos, de este aferrarme a querer ocultar lo emocional que a veces me torno y que el personaje dista mucho del hombre sensible que soy en realidad. Y así como me oculto sensible, también tengo que ocultar este amor t

¿Jugamos a las muñecas?

Desde niña me gustaron las muñecas. No se qué extraña sensación protectora despertaban en mi que me hacían sentir la dueña de la situación y la que ponía las reglas cuando con ellas jugaba a la casita, a tomar el té o a bañarlas y cambiarlas. Las muñecas siempre fueron mi pasión y mi padre la alentaba regalándome una diferente, la más moderna, la más sofisticada o la más antigua en cada uno de mis cumpleaños hasta que llegué a los diez. A partir de ese año, ni las muñecas nuevas ni mi padre volvieron a aparecer en mi vida porque decidió dejarnos. A raíz de eso mi madre se volvió visible porque antes sólo era la que mantenía la casa limpia, la que me bañaba y arropaba por las noches y la que siempre estaba ahí como testigo silencioso de mis juegos. Nunca abrió la boca para decirme si me quería o no. Del silencio pasó al abandono. Comenzó con un trago a media tarde para poder relajarse y conciliar el suelo, después uno en las mañanas para afrontar el duro trabajo de costurera que había t