Ella es la chica de los jueves.
Con su voz cantarina y sus palabras divertidas me ayuda a terminar la semana pensando en ella porque siempre que hablamos me llena de energía, de palabrería sin sentido, de ganas de escucharla nada más por el simple placer de escuchar ese tono que llena mis oídos de música.
No la recuerdo, incluso ni de su nombre me acuerdo. Sólo marco su número de memoria porque sé que del otro lado la sonrisa pronta me está esperando.
Pero no piensen mal, también tengo una chica de los lunes, una dama de los martes, una cómplice de los miércoles, mi amiga de los viernes, mis amantes de sábado y domingo y entre semana y horas perdidas, está la casada aburrida, la soltera deseosa, la divorciada vengativa.
Pero mi chica de los jueves me devuelve la alegría, y me hace sonreír.
Sin ella estoy perdido, sin las demás también.
Con su voz cantarina y sus palabras divertidas me ayuda a terminar la semana pensando en ella porque siempre que hablamos me llena de energía, de palabrería sin sentido, de ganas de escucharla nada más por el simple placer de escuchar ese tono que llena mis oídos de música.
No la recuerdo, incluso ni de su nombre me acuerdo. Sólo marco su número de memoria porque sé que del otro lado la sonrisa pronta me está esperando.
Pero no piensen mal, también tengo una chica de los lunes, una dama de los martes, una cómplice de los miércoles, mi amiga de los viernes, mis amantes de sábado y domingo y entre semana y horas perdidas, está la casada aburrida, la soltera deseosa, la divorciada vengativa.
Pero mi chica de los jueves me devuelve la alegría, y me hace sonreír.
Sin ella estoy perdido, sin las demás también.
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