Tu silueta desnuda llena mi cama y estás aquí, indefenso y sereno, rendido ante mí.
La batalla nos dejó sin fuerzas, el contacto, las hostilidades, estas ganas que teníamos tanto tiempo guardadas de agredirnos sin medida. Todo se consumó y ahora estas aquí, simplemente siendo un niño acunado en mi regazo, un desamparado esperando a que sea tierna, un condenado a quien se ha eximido de su muerte inminente y el perdón se refleja en tu rostro sereno.
¿Qué puedo hacer con tanta inocencia y tanta seguridad de tu parte? Nada, me preparo simplemente a darte el golpe final. Una dulce muerte que te lleve a las mismas entrañas del infierno.
De repente despiertas, y tu pícara sonrisa me demuestra que sabes lo que pienso y cuál será mi siguiente movimiento.
Sin vacilar, arremeto. Has muerto.
La batalla nos dejó sin fuerzas, el contacto, las hostilidades, estas ganas que teníamos tanto tiempo guardadas de agredirnos sin medida. Todo se consumó y ahora estas aquí, simplemente siendo un niño acunado en mi regazo, un desamparado esperando a que sea tierna, un condenado a quien se ha eximido de su muerte inminente y el perdón se refleja en tu rostro sereno.
¿Qué puedo hacer con tanta inocencia y tanta seguridad de tu parte? Nada, me preparo simplemente a darte el golpe final. Una dulce muerte que te lleve a las mismas entrañas del infierno.
De repente despiertas, y tu pícara sonrisa me demuestra que sabes lo que pienso y cuál será mi siguiente movimiento.
Sin vacilar, arremeto. Has muerto.
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