Yo nací un primero de septiembre de mil novecientos sesenta y siete bajo el signo de virgo.
Me crié en una familia feliz.
Crecí siendo una niña seria y callada. Incluso ahora me dice mi mamá que pensó que de grande iba a ser más bien débil.
Los novios nunca me faltaron, pero como soy mujer de antes, todos fueron de manita sudada.
Por supuesto que me enamoré, pero no se si por suerte o por desgracia, fueron muy pocas veces, así es que en cuestión de amores no he sufrido mucho por falta de práctica, pero eso si, cuando me he enamorado me entrego completita.
Ya de adulta pasé por una etapa de tristeza que se me metió en los huesos. Mi madre se fue de casa cuando tenía veintidós, mi hermanita se embarazó joven y mi hermano buscó su camino lejos de nosotros. Mi padre fue a buscarlo y en casa sólo nos quedamos mi hermanito el más pequeño y yo.
Para qué adentrarme en detalles, pesaba cincuenta kilos o creo que hasta menos y casi no comía. Terminé en el hospital por un intento de suicidio.
Con el paso del tiempo todo cambió y volví a ser feliz. Mi amado padre murió, me casé, me separé, volví con el mismo y tuve momentos de alegría y tristeza.
Fui madre y la felicidad se instaló en mi vida indefinidamente.
Terminé el bachillerato, entré a la universidad y pese a seguir completamente enamorada, preferí la salud emocional y me volví a separar ahora si definitivamente además de que siempre he pensado que cuando se ama de verdad, es mejor ver feliz al ser amado y no amargado a mi lado.
Ahora soy madre, estudiante y trabajadora. A veces escribo aunque no me considero escritora pero me gusta plasmar lo que pienso. Eso si, me considero lectora y en este hobby voy de un género a otro.
Tengo muchas y muchos amigos de carne y hueso que quiero y me quieren y otros virtuales con los que nunca he compartido ni un café pero también quiero intensamente porque siempre han estado presentes en mi vida.
Mi familia es grande y apapachadora, pero no somos mueganitos. Nos queremos pero no nos encimamos o nos atosigamos.
La felicidad sigue siendo mi aliada inseparable y si bien me volví a enamorar, ahora nuevamente estoy dedicada a mi misma y a mi hijo y justo en este momento me gustaría tener un novio, pero no muero por ello.
Me defino loca por convicción y libre por vocación, contestona porque me gusta e incrédula porque nadie me ha convencido de nada. En fin, soy mujer de un tiempo perdido en no se donde y por qué no decirlo, rarita para mi género.
Esa soy yo, más concreto no lo puedo definir.
Me crié en una familia feliz.
Crecí siendo una niña seria y callada. Incluso ahora me dice mi mamá que pensó que de grande iba a ser más bien débil.
Los novios nunca me faltaron, pero como soy mujer de antes, todos fueron de manita sudada.
Por supuesto que me enamoré, pero no se si por suerte o por desgracia, fueron muy pocas veces, así es que en cuestión de amores no he sufrido mucho por falta de práctica, pero eso si, cuando me he enamorado me entrego completita.
Ya de adulta pasé por una etapa de tristeza que se me metió en los huesos. Mi madre se fue de casa cuando tenía veintidós, mi hermanita se embarazó joven y mi hermano buscó su camino lejos de nosotros. Mi padre fue a buscarlo y en casa sólo nos quedamos mi hermanito el más pequeño y yo.
Para qué adentrarme en detalles, pesaba cincuenta kilos o creo que hasta menos y casi no comía. Terminé en el hospital por un intento de suicidio.
Con el paso del tiempo todo cambió y volví a ser feliz. Mi amado padre murió, me casé, me separé, volví con el mismo y tuve momentos de alegría y tristeza.
Fui madre y la felicidad se instaló en mi vida indefinidamente.
Terminé el bachillerato, entré a la universidad y pese a seguir completamente enamorada, preferí la salud emocional y me volví a separar ahora si definitivamente además de que siempre he pensado que cuando se ama de verdad, es mejor ver feliz al ser amado y no amargado a mi lado.
Ahora soy madre, estudiante y trabajadora. A veces escribo aunque no me considero escritora pero me gusta plasmar lo que pienso. Eso si, me considero lectora y en este hobby voy de un género a otro.
Tengo muchas y muchos amigos de carne y hueso que quiero y me quieren y otros virtuales con los que nunca he compartido ni un café pero también quiero intensamente porque siempre han estado presentes en mi vida.
Mi familia es grande y apapachadora, pero no somos mueganitos. Nos queremos pero no nos encimamos o nos atosigamos.
La felicidad sigue siendo mi aliada inseparable y si bien me volví a enamorar, ahora nuevamente estoy dedicada a mi misma y a mi hijo y justo en este momento me gustaría tener un novio, pero no muero por ello.
Me defino loca por convicción y libre por vocación, contestona porque me gusta e incrédula porque nadie me ha convencido de nada. En fin, soy mujer de un tiempo perdido en no se donde y por qué no decirlo, rarita para mi género.
Esa soy yo, más concreto no lo puedo definir.
Comentarios
yo siempre he sido de la idea que un vaso trizado o roto ya no sirve para beber
y esmejor cambiar de vaso y reciclar el que se estropeó para que sea parte de otros usos y otras manos
besitos de luz
Oye la idea del reciclado me latio eh!!!!
besotes
Gracias a las dos por sus comentarios y si, mi historia tiene para muchas horas de plática, pero como esto es una minibiografía, pues nada más lo importante.
Aunque pensándolo bien, tiene muchas horas de plática, pero poco mérito porque como ya lo mencioné en mi anterior texto, me la he pasado tan bien, y ando tan metida simpre en la campechanes que ¿En dónde está el mérito discursivo?
En fin, vida mía tan intensa pero sólo es, así, sin mayores espectativas.
Las quiero a las dos por insistentes, por seguir leyendo mis adentros.
Gracias.