Hoy recupero mi vida cibernética y después de tanta alaraca y cacareo de que ahora si, de que iba a hacer comentarios crueles y despiadados en contra de todo lo que no me parece (política, religión, moda, superficialidad, inseguridad), resulta que me quedo sin compu y que se detienen las cosas en la universidad y que mi mente despierta y alerta comienza a entrar en letargo, incluso en frustración.
O por Dios! Diría mi querida amiga Karlita, y le hago segunda culpando a la superioridad de mi de repente frustrada vida.
Y por más que pienso y pienso no encuentro el o los motivos que me están orillando a convertirme en este estereotipo de madre mexicana que estoy tomando de repente y culpo de todo a mi pequeño retoño que así de la nada ha tenido la brillante idea de contribuir a mi ya de por si frustrante vida poniendo casi nada de su parte para las pocas cosas que tiene como obligación hacer.
En fin, que ya en le borde de la desesperación, me encuentro ahora viendo por los canales abiertos churros del tamaño de "A cada quién su santo" o "Lo que callamos las mujeres" (que resulta que ahora también es "Lo que callamos los hombres") y es aquí en donde la reflexión y el buen juicio gritaron, es más, CLAMARON desesperados para que abriera los ojos y descubriera que estaba a punto de convertirme en eso a que tanto le temo... MADRECITA SANTA!!!!!!
NO! Me resisto, protesto por esta actitud y el reclamo es contra mi propia persona. Me opongo a culpar a terceros por mis propias frustraciones. Me reclamo enérgicamente el querer a mi edad y con mis múltiples ocupaciones tener el tiempo suficiente para cumplir con todos estos roles que me he impuesto.
PROTESTO Y VUELVO A PROTESTAR, por someterme al martirio de darme cuenta de que si ves una telenovela en cualquier punto de su desarrollo seguro vas a entender de qué va la historia.
Pero mi mayor reclamo y además puesta en tela de juicio es el que hoy descubrí que ya no se canciones para mi hijo, que me estoy volviendo la que educa y no la que se divierte con él y sobre todo, que hace mucho, mucho tiempo que no nos divertíamos juntos.
Afortunadamente este fin de semana pudimos retomar muchas cosas que hacíamos cuando todo era más fácil y disfrutábamos de nuestra compañía. Fuimos al parque, jugamos, hasta hicimos panquecitos y los decoramos muy coquetos, pero aun me cuesta trabajo recuperar esa sonrisa que siempre expontánea, salía cuando lo disfrutaba y lo veía crecer...
Será que mi hijo ya es niño grande y me da temor que me juzgue? No lo se, pero nos la hemos estado pasando de maravilla juntos pese a todo.
Quiero volver a cantarle canciones, quiero volver a sonreir.
O por Dios! Diría mi querida amiga Karlita, y le hago segunda culpando a la superioridad de mi de repente frustrada vida.
Y por más que pienso y pienso no encuentro el o los motivos que me están orillando a convertirme en este estereotipo de madre mexicana que estoy tomando de repente y culpo de todo a mi pequeño retoño que así de la nada ha tenido la brillante idea de contribuir a mi ya de por si frustrante vida poniendo casi nada de su parte para las pocas cosas que tiene como obligación hacer.
En fin, que ya en le borde de la desesperación, me encuentro ahora viendo por los canales abiertos churros del tamaño de "A cada quién su santo" o "Lo que callamos las mujeres" (que resulta que ahora también es "Lo que callamos los hombres") y es aquí en donde la reflexión y el buen juicio gritaron, es más, CLAMARON desesperados para que abriera los ojos y descubriera que estaba a punto de convertirme en eso a que tanto le temo... MADRECITA SANTA!!!!!!
NO! Me resisto, protesto por esta actitud y el reclamo es contra mi propia persona. Me opongo a culpar a terceros por mis propias frustraciones. Me reclamo enérgicamente el querer a mi edad y con mis múltiples ocupaciones tener el tiempo suficiente para cumplir con todos estos roles que me he impuesto.
PROTESTO Y VUELVO A PROTESTAR, por someterme al martirio de darme cuenta de que si ves una telenovela en cualquier punto de su desarrollo seguro vas a entender de qué va la historia.
Pero mi mayor reclamo y además puesta en tela de juicio es el que hoy descubrí que ya no se canciones para mi hijo, que me estoy volviendo la que educa y no la que se divierte con él y sobre todo, que hace mucho, mucho tiempo que no nos divertíamos juntos.
Afortunadamente este fin de semana pudimos retomar muchas cosas que hacíamos cuando todo era más fácil y disfrutábamos de nuestra compañía. Fuimos al parque, jugamos, hasta hicimos panquecitos y los decoramos muy coquetos, pero aun me cuesta trabajo recuperar esa sonrisa que siempre expontánea, salía cuando lo disfrutaba y lo veía crecer...
Será que mi hijo ya es niño grande y me da temor que me juzgue? No lo se, pero nos la hemos estado pasando de maravilla juntos pese a todo.
Quiero volver a cantarle canciones, quiero volver a sonreir.
Comentarios
que bueno leerte nuvamente activa
ojalá este viento dure harto y revuelva muchas melenas:=))
besitos de luz
Felicdades siempre