El sobre le llegó amarillento y viejo. El cartero le dio una larga explicación que no entendió del todo sobre departamentos, traspapeleos, omisiones, un casillero equivocado y demás circunstancias que lo obligaron a ofrecerle disculpas por esa entrega retardada de más de diez años. No obstante lo gastado del sobre y lo viejo del papel, reconoció aquella letra en el remitente. Intrigado y sorprendido cerró la puerta y con mucho cuidado abrió la carta. Al sacar la tarjeta, tan característica de ella, su perfume inundó la estancia. La recordó sonriente, dispuesta siempre a cumplir cualquier capricho en la cama. La rememoró desnuda, apasionada, húmeda, amorosa. Le saltaron una a una las imágenes de todos los encuentros que tuvieron dentro y fuera de la casa, en lugares absurdos, en sitios prohibidos. Le revivieron las ganas por ella y por poseer su cuerpo. Una sola palabra. Así era ella. En una sola palabra encerraba todos esos días previos de silencio en que por una tontería se h...
Mis historias de todo y de nada