Anoche me soñé pariendo y amamantando un hijo que ya no puedo tener. Era tan vívido el sentimiento, tan grande la sensación de tenerlo entre mis brazos que todavía tengo el aroma a infante incrustado en el cuerpo. Sé que esto es imposible. Estoy consciente de que al entierro de mis entrañas sólo me acompañaron aquellos que en verdad lamentaron mi pérdida y que la experiencia sirvió para decantar a los verdaderos amigos de los fingidos oportunistas (hombres y mujeres). Sé que este pequeño que sueño es solo eso, un sueño sin padre. ¿De tener un hijo quién sería el padre? ¿Un amor profundo, un amante apasionado, un hombre cualquiera con buena carga genética? Ya mi edad le pone riesgo a la empresa, mis canas ya no son prematuras porque el tiempo sigue su marcha. En caso de estar completa, no sabría qué padre le daría a un hijo mío porque me queda claro que un excelente padre no siempre es un buen marido. Aun así, esta noche tuve un hijo, lo sostuve en mis brazos, bebió de mis pechos...
Mis historias de todo y de nada