La fábula de la gallina Cleofás o de los huevos casi sin madre. La gallina Cleofás estaba cómodamente instalada en su atemperado nido en donde con amor y entrega cuidaba de sus no natos 12 polluelos, pensando en nada y sólo dejando pasar las horas entre pestañeo y pestañeo y sólo esperando, esperando. De la nada (bueno, la nada era la mano del dueño del gallinero que tuvo la ocurrencia de conseguir otro gallo para pisar a las gallinas), apareció él, el gallo Armagedon con su imponente cresta y sus alas relucientes dominando el panorama y tapándole los ojos y el alma a la indefensa Cleofás. Ella no tuvo más remedio que admitirlo, Armagedon era su sueño hecho realidad, el gallo con el que siempre había soñado, el prototipo de semental que cualquier gallina de buena cuna hubiera querido tener entre las piernas. Se le dilataron las pupilas, las alas le temblaban, de repente sintió cosquillas entre las piernas y el guacal aunque ya en palabras galleniles, se dio cuenta que no era otra cosa ...
Mis historias de todo y de nada