Yo nací en una época en que la ciudad, ésta, mi querida ciudad era otra; no había ni tantos autos, ni tanta gente, ni corría el dinero como ahora. Viví en un barrio pobre que con el paso del tiempo dejó de serlo (aunque nunca ha dejado de ser barrio). Mi infancia fue como la de muchos niños de mi época, poco dinero, muchos hijos, mucha hambre y más necesidad que nos hacia vivir descalzos, deseosos de muchas cosas pero niños al fin, traviesos y juguetones. Lamentablemente, y como ya lo dije, eran otras épocas, mi padre nunca habló conmigo en su juicio y mi madre, quien lo fue como eran casi todas las madres de antes, cuando todavía bien hubiera podido jugar con muñecas, era una mujer cariñosa y cómplice que me quiso más que nadie, que me enseñó el cariño incondicional de una madre y que vivió y murió por sus hijos, a la edad en que muchas mujeres de hoy en día apenas comienzan a disfrutar de su libertad. Dejó su vida en el lavadero, murió por sus hijos, (los vivos que fueron mucho menos...
Mis historias de todo y de nada